Las Villas de Paz

¿Qué son las Villas de Paz?

Era necesario idear un concepto que nos ayudara a recordar la guerra que libran todos los días los humanos que tratan de vivir adaptados al sistema cultural que hoy predomina.

En la novela Rebeldía Determinante y Final (buscar en Amazon.com), se presenta el concepto de la Villa de Paz. Es bueno entenderlo a partir de esa novela.

Pero vamos a anticiparnos un poco para interesarte más en abundar en el concepto.

La cultura actual ha convertido la sexualidad en un producto comercial más. Entre los dos géneros, resulta que, por azares de la evolución cultural, la hembra de la especie ha tomado un rol muy especial y el macho de la especie debe adaptarse y aceptar ese rol.

Nosotros creemos que la biología determina algunas cosas que, sí las cambiamos, estamos forzando a que nuestra biología se vea “encajonada” en una cárcel existencial en la cual siempre se sentirá, el individuo, fuera de lugar. Realmente lo que hemos hecho se puede comparar con lo que hacemos en los zoológicos con las otras especies: las encerramos para observarlas en cautiverio. La única diferencia es que los humanos somos cautivos de nosotros mismos.

El género masculino de la especie humana no tiene garantía alguna de que podrá disfrutar sin problemas su sexualidad. Para hacerlo hoy en día tiene dos alternativas: 1) contratación de servidoras sexuales, pagando un precio por un tiempo determinado o 2) encontrar una mujer, por lo menos por un tiempo, con la cual conviva y la cual acepte tener sexo con él. El método 2 requiere la aceptación de compromisos.

El sexo es algo que solo es fluido al principio de la aceptación. Conforme el tiempo pasa, el sexo se convierte en una especie de premio que la hembra le da al macho según que este haya cumplido con algunas expectativas. Entonces el macho ya no es libre, sino queda sujeto, si quiere sexo, a los lineamientos de la hembra.

Creemos que el sexo es algo que se practica por placer. El deseo de tener ese placer debe ser el objetivo final único, sin agendas aledañas. La hembra de la especie debe desearlo tanto como el macho o en forma igual. La realidad es que no es así. Un macho, naturalmente, solo puede tener una sesión sexual, concluirla y espera un tiempo para tener otra. No así la hembra. Ella puede tener una sesión tras otra, disfrutando cada sesión sin problema.

En la cultura hegemónica del humano, la hembra ha sido programada para establecer condiciones utilitarias, económicas, comerciales, de actividades, etc., antes de entregarse al sexo. Ella ha sido programada para no requerir sexo sino ofrecerlo como un favor que compensa condiciones que ella previamente puso al macho. Es obvio que la biología de la especie humana no evolucionó para que esas fuesen las condiciones.

El macho ha sido programado para poseer como un objeto seguro a la hembra con la que pueda tener sexo. Él debe asegurarse que la matriz de esa mujer solo puede tener y formar prole que él haya engendrado. Ella tiene que ser fiel a ese hombre en forma incondicional. A pesar de ello, estadísticas de varios estudios muestran que 24% de los hijos no son del supuesto padre, sino de otro. Ellas están siendo infieles. No está funcionando el modelo. Ellos siempre han practicado la infidelidad y hasta se ha dado por aceptada como algo natural en el macho.

Al parecer los arreglos culturales no son del todo naturales, sino todo lo contrario. De ser naturales, no existirían los divorcios, los hijos bastardos por engaño, las infidelidades, la prostitución u hombres hambrientos de sexo, a veces convertidos en monstruos indomables, capaces hasta de matar para satisfacer algo que en forma suave y fluida no pueden obtener naturalmente.

Por otra parte, quizás en secreto, muchas humanas quisieran más libertad para elegir e invertir tiempo libre en su sexualidad, sin ser juzgadas. La sociedad, la cultura machista, ha convertido el tema en un verdadero problema, lleno de violencia que provoca suicidios. Hembras hay que gustosas han tenido momentos de libertad sexual, porque lo desearon igual que los machos. Les tomaron fotos y luego los machos circularon esas fotos entre sus teléfonos celulares. Algunas no pudieron tolerar la afrenta y recurrieron al suicidio.

¿Hicieron “mal” en comportarse eróticamente? Nosotros creemos que no. Hicieron uso de su biología, de su libertad y rompieron las reglas culturales, las cuales están obligadas a aceptar en silencio y con total resignación. Son las reglas culturales las que constantemente están violando en forma violenta y destructiva al humano. Pero es el humano mismo el que se creó esas reglas, mismas que lo están aplastando, matando. Ellas se convierten en monstruos falsos y mentirosos; ellos se convierten en violadores y agresivos psicológicos. Los géneros se enfrentan entre sí, en vez de darse placer y disfrutarlo sanamente.

La Villa de Paz es un concepto que busca regresar a lo que la biología humana evolucionó y que, por ahora, está inmerso, escondido, cubierto por gruesas capas de cultura reciente e histórica. Se le ha tratado de convencer al humano de que su cultura es “lo natural”, cuando es precisamente todo lo contrario.

Queremos provocar un cambio que respete irrestrictamente la condición biológica evolucionada naturalmente del sexo entre los humanos.

Una Villa de Paz es un lugar en el que viven personas que han renunciado a las capas falsas de la cultura con respecto a la sexualidad. Entre estas personas han desaparecido los celos, las envidias, las hambres sexuales y las hipocresías biológicas. Nadie se siente mal porque alguien la o lo tocó o rosó su cuerpo. Nadie siente que necesita usar ropa. Nadie usa drogas para evadir realidades. Nadie come alimentos a base de muerte de otras especies sentientes. Nadie es pareja de nadie. Todos conviven libremente. El sexo no es privado, porque nadie se avergüenza de practicarlo.

Y así es como se da La Paz entre humanos.

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